miércoles, 23 de enero de 2013

Les Misérables

Durante el próximo mes intentaremos analizar todas las candidatas a los próximos premios Óscar de la Academia así como los pros y los contras tanto en su vertiente artística como en su favoritismo en la carrera hacia estos premios. Nuestra serie comienza con una de las candidatas a mejor película que más reforzada salió de la última entrega de los Globos de Oro: Les Misérables.
 
Tras el anuncio de las candidaturas a los Óscar, la película de Tom Hooper se vio relegada a un segundo plano al no haber sido incluido su director entre los finalistas al premio en su categoría. La tradición dice que la película que opta a mejor film del año también deberá hacerlo a mejor director ya que normalmente estos premios suelen ir unidos. Esta circunstancia dejaría a Les Misérables en una posición muy rezagada en las apuestas a ser la vencedora en la noche de los Oscar. Sin embargo, tras los Globos de Oro que entrega la Asociación de prensa extranjera en Hollywood puede que las tornas hayan cambiado y los productores ya estén soñando con un nuevo caso Paseando a Miss Daisy, última película ganadora del Óscar a la mejor del año sin que ni siquiera su director, Bruce Beresford, estuviera nominado.
 
Así, en su haber, como hemos anticipado, cuenta con la refrenda de los Globos de Oro como mejor película de comedia o musical, Hugh Jackman hizo lo propio y venció como mejor actor en película de comedia o musical y Anne Hathaway consiguió un más que esperado Globo de Oro como mejor actriz de reparto. Tres premios que la sitúan en una buena posición en la terna de candidatas ya que no podemos obviar que además cuenta con 8 candidaturas.
 
También hemos de recordar que Les Misérables es un musical, un género que, aunque a más de uno se le atragante y más éste que es cantado de principio a fin, la Academia ha adorado desde los tiempos de Cantando bajo la lluvia, pasando por Sonrisas y lágrimas, Oliver hasta Chicago. Además, estamos hablando del musical posiblemente más representado alrededor del Mundo con presencia fija desde hace años en los teatros londinenses y, si eso fuera poco, basado en la obra de Victor Hugo del mismo título, una de las novelas fundamentales del siglo XIX.
 
 
 
 
Pero ¿Qué nos aporta Les Misérables para ser considerada como una gran película entre las candidatas a los Óscar de este año? En primer lugar, nos sentamos en la butaca para admirar un espectáculo grandilocuente servido con una guarnición para apasionar al gran público: amor, comedia, historia, solidaridad, lucha social, tragedia, acción,...todo ello aderezado de los magníficos temas musicales de Claude-Michel Shönberg, Alain Boublil y Herbert Kretzmel de la obra original para el teatro, más la discutible inclusión de una canción para intentar llevarse un premio en balde (todo el mundo sabe que lo ganará Adele). De esta manera, Les Misérables posee todos los elementos que hacen grande la obra de Victor Hugo además del acompañamiento de una música emocionante. Es decir, emoción y entretenimiento al cuadrado.
 
Por otro lado, Les Misérables aporta otra manera de acercarse al género musical. Sin grandes alardes en cuanto a coreografías, en realidad apenas existen, con la cámara en la mayoría de las ocasiones en primeros y medios planos, con continuos angulares y trávellings frontales o con grúas para dar un mayor énfasis a las escenas, el director de El discurso del Rey pretende que Les Misérables sea una obra alejada del musical al estilo Kelly, Donnen o Astaire, y todavía más de los más íntimos y obscuros de Bob Fosse, y la convierte en cambio en un trabajo más cercano a una ópera filmada, los diálogos cantados durante todo el metraje, la puesta en escena y la espectacularidad de los decorados también ayudan a ese propósito.
 
Tampoco podemos obviar en los haberes artísticos una referencia al reparto. Aunque con algunos matices en cuanto al plano interpretativo, la espectacularidad de lo musical hace que perdonemos los posibles peros interpretativos y obtengamos un conjunto equilibrado en todos los personajes, imprescindible en una obra como la de Hugo en la que todos los personajes tienen una importancia vital para el desarrollo de la trama.


 
En cuanto al debe de la película de Tom Hooper, tanto para los premios como para la opinión de esta crítica, es precisamente que es de Tom Hooper. Tanto los académicos sorprendidos y rencorosos, como gran parte de la crítica así como el público más radical, entre los que me encuentro, no le perdonan al Sr. Hooper que hace un par de años le robara de manera inmerecida el Óscar a mejor director a David Fincher por La red social. Si por algo destacaba ésta sobre El discurso del Rey era por el extraordinario ejercicio de dirección realizado por el director de Seven.
 
Además, respecto al trabajo de Tom Hooper en Les Misérables debemos dar la razón a gran parte de la crítica. El uso de los angulares y los trávellings, frontales o con grúa, que ya vimos en algunos de sus anteriores trabajos como el mencionado El discurso del ReyThe Damned United, y que antes destacábamos como característica que da lugar a su calificación de ópera filmada, lo cual es cierto, se convierte de manera negativa en abuso en muchos momentos, transformando un pretendido ejercicio de estilo en un trabajo amanerado hasta la extenuación.
 
Es posible que la mezcla de la inquina ganada a pulso y la crítica mencionada a su dirección se lo haya llevado por delante en las nominaciones a los Óscar de este año y probablemente dilapide las opciones de la película a llevarse el gran premio. En cualquier caso, Les Misérables ya sea por la historia de historias eternas y universales que narró en su día Victor Hugo ya sea por la impresionante música magnificamente interpretada, hacen de esta obra una digna adaptación cinematográfica llena de emoción y entretenimiento que puede satisfacer a cualquier amante del musical y de la obra que adapta.
 

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