miércoles, 9 de enero de 2013

¿El viaje a ninguna parte?

Un hombre sin rumbo y dominado por su naturaleza cuasi animal se topa con un tipo encantador que pretende convertirle en el paradigma de la bondad de su Dogma. El trastornado alcohólico acepta el reto y se adentra en el Universo creado por su autonombrado Maestro.
 
 
Este es el punto de partida de una película que va más allá de la engañosa publicidad. A pesar de lo que digan por ahí, The Master, última obra de Paul Thomas Anderson, no es la película sobre el nacimiento de la Cienciología. En cualquier caso, sería una película que nos acerca al nacimiento de cualquier religión, pero tampoco.

The Master es el viaje de un hombre torturado por las circunstancias y por su propia naturaleza que busca la redención. En el lado opuesto su Maestro, que pretende redimirle a él, y a todos sus seguidores, y encontrar una Causa a toda existencia. Tras una travesía juntos, ambos hallan su lugar en el mundo en la reveladora y lírica escena de la motocicleta.
 
Cuando llegué a este punto de la crónica dudé ¿Me había entusiasmado realmente la película? La respuesta no puede ser más que afirmativa. La película es grande por muchas razones. La primera de ellas porque el poderoso Universo que crea Anderson nos permite reflexionar sobre lo visionado, tan impresionante como hipnótico. De dicha visión extasiada podemos extraer varias lecturas, como la de un servidor, que entiende que todo gira entorno a la condición del Ser Humano y la permanente búsqueda de su naturaleza, pero también podemos hablar de los monstruos de la Guerra, del Eterno conflicto paternofilial, de la mencionada crítica a la Cienciología en concreto y a la Religión en general, refugio de los miedos del hombre. Yo me he quedado con una y cada espectador podrá descubrir y reflexionar la suya.

En este punto, me vuelve a asaltar la duda anterior y entonces hallo una nueva razón: El cine se disfruta, se siente, y a veces también se reflexiona. Hay grandes obras de todo ello y The Master podría sería un ejemplo. Y sin embargo ¿Es posible que la fascinante dirección de Anderson haya conseguido hipnotizarme durante la proyección pero al llegar al final me perdiera en el viaje sin que hallara una correcta interpretación de lo contado?

Es posible que sea así y sin embargo mientras ocurría eso, he podido disfrutar de las tremendas interpretaciones de Joaquín Phoenix y Philip Seymour Hoffman, del lenguaje corporal y gestual de uno y de la voz del otro (imprescindible, ruego, suplico, VO), y viceversa. He podido sentir rechazo a la regia madre de la Causa, espléndida Amy Adams. He podido disfrutar de la inmensa y  preciosista, pero también cruda fotografía de Mihai Malaimare, Jr., y por supuesto, del guion y de la realización de un director con mayúsculas, Paul Thomas Anderson.

Quizás era el viaje, y no las conclusiones, lo importante en esta historia. Si es así, yo lo disfruté como un enano. Si no, también.

1 comentario:

  1. Yo he disfrutado casi mas de tu entrada que de la pelicula en si ;-)

    ResponderEliminar