martes, 9 de marzo de 2010

Hasta que llegó la hora

La resaca de los Óscars nos ha dejado un dato para la historia. Como dijo Barbra Streisand al entregar el premio a la mejor dirección: "La hora ha llegado..." 

Otras mujeres lo intentaron antes: Lina Wetmuller por Siete mujeres en 1976, Jane Campion por el El Piano en 1993 y Sophia Coppola por Lost in Traslation en 2003, pero ha sido Kathryn Bigelow, una directora conocida por títulos de acción tan destacados como Acero Azul, Le llaman Bodhi y Días Extraños la que ha conseguido ser la primera mujer en ganar un Óscar a la mejor dirección.

A pesar de la irregularidad de su trayectoria, con títulos fallidos como K-19 o El peso del agua, Bigelow se ha distinguido siempre por incurrir en un género, el de acción, tan identificado con lo masculino. Precisamente ha sido su pulso narrativo y su inteligencia para mostrar el día a día de unos artificieros en la Guerra de Irak, su habilidad para traspasarnos el chute de adrenalina que esos soldados sienten cada vez que se enfrentan al peligro, su hiperrealismo, lo que le ha hecho merecedora de forma justa del galardón más importante del Cine. Sin embargo, nada más me llega de esta película rodada de forma excepcional. No comprendo a su personaje principal, ni le admiro ni le odio, más bien me produce cierta angustia pensar que hay tipos así, sin ningún aliciente más allá de su profesión de desactivador de muertes, casi prefiero el romanticismo de aquél que mata por una causa, sea justa o injusta, o el miedo o el asco de aquél que se ve inmerso en una guerra por decreto cuyo único objetivo es la supervivencia, o la unión entre unos hombres perdidos en la barbarie que les convierte en hermanos de sangre. A pesar de mis extrafalarios gustos reconozco la valía de En tierra hóstil y su poder para introducir al espectador en el campo de batalla sin necesidad de artilugios de 3-D. 



Antes de comenzar a pensar en el nuevo curso cinematográfico y en la nueva carrera para los Óscars del 2010 no quiero olvidarme de dos películas que si me han tocado este año y que por distintas razones se quedaron en segundo plano en la ceremonia del pasado domingo. UP ha sido en mi opinión la mejor película del año, cine en estado puro que con el tiempo se convertirá en un clásico del Cine, los 15 primeros minutos más emocionantes que recuerdo, un film relegado por su factura de animación a la marginación de unos premios secundarios: Mejor película de animación y mejor banda sonora. Espero que algún día la Academia sea justa con Pixar, la mayor fábrica de sueños de la actualidad. Y finalmente, otro ejercicio de altos vuelos, Up in the Air, comedia muy inteligente, con un reparto excelente, que nos muestra la realidad de la sociedad actual, la soledad, el desarraigo, el autoengaño, la hipocresía, en un entorno de crisis económica muy bien dibujado a través de unos profesionales del despido. Jason Reitman se va a casa de vacío, pero dudo que sea así siempre.

Como ya dije en la previa nunca llueve a gusto de todos, lástima que casi nunca llueva al mío...a pesar de mi opinión los Óscars siempre serán los Óscars y siempre estarán por encima de mis preferencias.

        

3 comentarios:

  1. Estoy contigo, Sergio. Ese viejecito entrañable de los globos se merecia algo más!!! Besis. Laura

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  2. No he visto ninguna de las 2 pelis todavía, pero en tierra hostil algo tendrá, no??.
    De esta semana no pasa que las vea y ya te diré.
    Un abrazo

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  3. No sabia lo de K-19 (the widow meiker :D)

    Gran pelicula!!! A la altura de La Roca y otros clasicos.

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